Comenzamos el mes de febrero, acompañados por el valor de la amabilidad y continuamos en el Jubileo de la Esperanza convocado e inaugurado por el Papa Francisco, recordando que todos estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para los demás.
En el Colegio Plenus sabemos que la amabilidad es uno de los rostros del amor y que se puede expresar a través de gestos, palabras y acciones impregnados de bondad, empatía, generosidad, paciencia, cordialidad, civilidad y respeto.
Procuremos en este tiempo hacer visible, concreto y práctico el valor de la amabilidad. Que sea la manera de estar, de socializar, de vincularnos, de relacionarnos. El Papa Francisco, en su Encíclica Fratelli Tutti nos recuerda que “todavía es posible optar por el cultivo de la amabilidad, que todavía es posible mostrar amabilidad en el trato, tener cuidado para no herir con las palabras o gestos; procurar aliviar el peso de los demás, procurar decir palabras de aliento, que reconfortan, que fortalecen, que consuelan, que estimulan, en lugar de palabras que humillan, que entristecen, que irritan, que desprecian”. “Nos recuerda también que hoy no suele haber ni tiempo ni energías disponibles para detenerse a tratar bien a los demás, a decir ‘permiso’, ‘perdón’, ‘gracias’, pero que de vez en cuando aparece el milagro de una persona amable, que deja a un lado sus ansiedades y urgencias para prestar atención, para regalar una sonrisa, para decir una palabra que estimule, para posibilitar un espacio de escucha en medio de tanta indiferencia. (Cfr. Fratelli Tutti 222-224).
¡Que el amor nos devuelva la esperanza!
¡Que los gestos, palabras y acciones de amabilidad nos devuelvan la esperanza!
¡La esperanza de que siempre es posible tratarnos con respeto, con amor, con amabilidad!
¡La esperanza de que el amor vence al odio y al rencor!
¡La esperanza de ser hombres y mujeres artesanos de la paz!
¡Dejémonos mover por el Espíritu de Dios para que entre nosotros surja el milagro de la amabilidad!
Fuente: vatican.va