Dos circunstancias enmarcan el mes de marzo en nuestro Colegio Plenus: es el mes dedicado a profundizar en el valor de la honestidad y el miércoles 5 inicia el tiempo litúrgico de la cuaresma. Benditas coincidencias, o, mejor dicho, “diosidencias”: comienza la cuaresma, con la llamada a la conversión y entra en escena el valor de la honestidad. ¡Bien podríamos decir que la cuaresma y la honestidad son una llamada a la conversión!
La cuaresma es un tiempo de reflexión, de aprender a ver la propia vida desde la óptica del amor misericordioso de Dios, para hacernos conscientes de pensamientos, palabras, acciones y “no acciones” que no nos permiten vivir con plenitud. Pero la cuaresma también es tiempo de conversión, transformación, en griego “metanoia”, es decir, cambiar la mente y el corazón. Se trata de hacer conciencia de nuestra realidad personal y ponernos en camino de transformación, ponernos en el camino o proceso que nos lleve a un crecimiento personal, para amar a Dios auténticamente y amarte y amar al prójimo con el mismo amor con el que Dios te ama.
¿Qué tiene que ver esto con la honestidad?
Entendemos la honestidad no solamente como un valor que nos lleva a decir la verdad, sino como el valor que nos lanza a vivir como personas honorables, que reconocen y valoran su dignidad personal y, por lo tanto, valoran la dignidad de los demás. Es el valor que nos lleva a la congruencia de vida, a vivir en la verdad, en la honradez, es el valor que nos lleva a ser personas íntegras, completas, auténticas.
Es esta la “bendita diosidencia”: en nuestro caminar como comunidad Plenus, Dios nos sale al encuentro en esta cuaresma y nos llama a la conversión. Te invitamos a vivir este mes con la consigna de hacer un alto, detenerte para revisar tu vida, tus palabras, tus pensamientos, tus acciones en clave de honestidad, honradez, rectitud, autenticidad, congruencia, transparencia, sinceridad, veracidad, probidad, lealtad, fidelidad, entereza, integridad… ¡y cambiar lo que sea necesario para ser una persona auténtica, plena, íntegra!
Ser honesto, recto, congruente, íntegro, es un regalo que puedes darte a ti mismo, y con eso, hacer también un gran regalo a los demás. Dicho de otra manera, ¡tu honestidad nos hace bien a todos!