En la semana pasada, en el contexto del inicio del mes de marzo, del inicio de la cuaresma y la entrada en escena del valor de la honestidad, les propusimos hacer un alto, para revisar nuestra vida, palabras, pensamientos y acciones en clave de honestidad. Continuando con esta propuesta, te invitamos a revisar tu vida desde la perspectiva de la honestidad y la corrupción, y te invitamos también a que ayudes a tus hijos a revisarse y hacer conciencia sobre este tema.
Corrupción, es una palabra conocida por todos. Generalmente la usamos para referirnos a la conducta o modo de proceder de funcionarios o servidores públicos.
La organización de la sociedad civil Transparencia Mexicana, expresa que en 2024, “México obtuvo una calificación de 26 puntos de 100 posibles. La escala del Índice de Percepción de la Corrupción va de cero, la peor evaluación para un país, a 100, la mejor calificación posible. Con 26 puntos, México se ubica en la posición 140 de 180 países evaluados”. (tm.org.mx)
Pero, para que haya corrupción, se necesita también que alguna persona esté dispuesta a dar algo a un funcionario público, a cambio de una ayuda (multa, trámite, resolución legal, etc). Transparencia Mexicana, dice que “Según los datos de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental 2023 (ENCIG), las mordidas a agentes de tránsito son parte de las interacciones cotidianas con la ciudadanía: Seis de cada diez interacciones entre oficiales y personas ciudadanas en México resultan en un acto de corrupción”. (tm.org.mx)
Corrupción viene de la palabra latina corruptio, y significa “corromper, deterioro de valores, usos y costumbres» (dle.rae.es). A su vez, la palabra corromper, viene de la palabra latina corrumpere, y significa: “Alterar y trastocar la forma de algo. Echar a perder, dañar o pudrir algo. Hacer que algo se deteriore”. (dle.rae.es)
Corrupción, corromper, no es algo que nos queda lejos. Estamos siempre expuestos a la tentación de hacer o buscar algo para beneficio propio, aun a costa de trastocar, deteriorar o ir en contra de valores o normas establecidas. Bajo dichos como “el que no tranza no avanza”, “no pasa nada mientras no me vean”, “qué tanto es tantito”, hemos normalizado actos de corrupción o conductas corruptas.
Para nosotros es claro (o debería de serlo) que toda acción que va en contra de valores personales, familiares o institucionales, es corrupción. Todo acto que va en contra de la normativa establecida (Constitución, Reglamento escolar, etc.), es corrupción. Vivir al margen de la ley, es corrupción.
Mentir o falsear la verdad para no ser castigados, no reconocer lo que se hace, copiar o pasarse tareas; hacer tareas, ensayos, resolver ecuaciones con Inteligencia Artificial, plagiar textos, marcar en classroom tareas entregadas con contenido vacío; tomar, llevarse o maltratar las cosas de los demás, maltratar o rayar bancas o paredes en los baños; usar teléfonos celulares u otro dispositivo no permitido; portar y usar vapeadores… Son, entre otras acciones, actos de corrupción en los que nuestros hijos pueden estar incurriendo, con menor o mayor conciencia de lo que están haciendo.
Nuestro ejemplo, el testimonio personal, la coherencia, el respeto a normas y valores son la manera eficaz de formar y acompañar a nuestros hijos en el valor de la honestidad. “Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor? Ya no sirve para nada, así que se la tira a la calle y la gente la pisotea. Ustedes son la luz de este mundo. Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la casa. Del mismo modo, procuren ustedes que su luz brille delante de la gente, para que, viendo el bien que ustedes hacen, todos alaben a su Padre que está en el cielo”. (Mateo 5, 13-11). Del mismo modo, procuren que la luz de la honestidad brille en ustedes y procuren también que la luz de la honestidad brille en sus hijos. ¡Hagamos brillar la luz de la honestidad en nuestras familias y en nuestro Colegio Plenus!