Generosidad y confianza, desde una perspectiva bíblica

Por: Coordinación de Formación

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La generosidad se entiende, en términos generales, como “dar sin recibir nada a cambio”. Son sinónimos el altruismo, el compartir, la esplendidez, la magnanimidad, la dadivosidad, el desprendimiento, la prodigalidad. La generosidad es un valor que hace referencia a la cualidad y calidad de las personas que dan por el gusto de dar, que hacen el bien sin esperar retribución.

En la Biblia encontramos personajes que, si nos reflejamos en ellos, podremos comprender mejor alguna enseñanza o asimilar el mensaje que se nos quiere transmitir. Dicho de otra manera: Dios, en su palabra, nos pone personas en las que podemos mirarnos a nosotros mismos para confrontarnos, para dejarnos interpelar e invitarnos a la conversión. Hoy les comparto dos textos bíblicos, dos personajes bíblicos, que nos muestran la vivencia del valor de la generosidad. Te invito a leerlos, contemplar o imaginar las escenas e intentar captar la manera en la que Dios te llama a vivir el valor de la generosidad.

«Entonces el Señor dirigió la palabra a Elías:

–Levántate y vete a Sarepta de Fenicia a vivir allí; yo mandaré a una viuda que te dé la comida. Elías se puso en camino hacia Sarepta, y al llegar a la entrada del pueblo encontró allí a una viuda recogiendo leña. La llamó y le dijo:

–Por favor, tráeme un poco de agua en un jarro para beber. 

Mientras iba a buscarla, Elías le gritó:

–Por favor, tráeme en la mano un trozo de pan.

La viuda le respondió:

–¡Por la vida del Señor, tu Dios!  No tengo pan; sólo me queda un puñado de harina en el jarro y un poco de aceite en la aceitera. Ya ves, estaba recogiendo cuatro astillas: voy a hacer un pan para mí y mi hijo, nos lo comeremos y  luego moriremos. Elías le dijo:

–No temas. Ve a hacer lo que dices, pero primero prepárame a mí un panecillo y tráemelo; para ti y tu hijo lo harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: “El cántaro de harina no se vaciará, la aceitera de aceite no se agotará, hasta el día en que el Señor envíe la lluvia sobre la tierra”. Ella marchó a hacer lo que le había dicho Elías, y comieron él, ella y su hijo durante mucho tiempo. El cántaro de harina no se vació ni la aceitera se agotó, como lo había dicho el Señor por Elías».  (1Reyes 17, 8-16)

«Jesús, levantando la vista observó a unos ricos que depositaban sus donativos en el arca del templo. Observó también, a una viuda pobre que ponía unas moneditas; dijo:—Les aseguro que esa pobre viuda ha puesto más que todos. Porque todos ésos han depositado donativos de lo que les sobraba; pero ella en su pobreza, ha puesto cuanto tenía para vivir». (Lucas 21, 1-4)

En cada texto aparece una mujer viuda. En el contexto bíblico las viudas viven en una pobreza marginal. Ambas poseen una característica esencial: la generosidad. La viuda de Sarepta da al profeta Elías lo que le quedaba para vivir: pan hecho con la última ración de harina y aceite que tenía para alimentarse. En el evangelio de Lucas, la viuda en el templo, da todo lo que tenía para vivir.

Una enseñanza: ¡La confianza radical! ¿Qué mueve a estas mujeres a compartir lo último que tienen? Ellas son capaces de compartir, no solo por su buen corazón sino también porque tienen una confianza total y absoluta en Dios. Le decía Elías a la viuda “…el cántaro de harina no se vaciará, la aceitera de aceite no se agotará”. ¡Sin duda, estas mujeres han experimentado la providencia de Dios!

Otra enseñanza: es importante compartir bienes (ropa, alimento, dinero, lo que tenemos y queremos compartir con los demás). ¡Pero también podemos compartir lo que somos, nuestras cualidades o talentos, nuestro tiempo, nuestra escucha, nuestra presencia! ¡Hay tantas maneras de hacer el bien!

¿Qué otra manera de vivir la generosidad te inspiran los textos bíblicos citados?