Inicia el mes de junio, y con él, la propuesta del valor de la creatividad. Y como lo hemos hecho al proponer cada valor, de nuevo recordamos el símbolo de la lámpara de aceite expresado en nuestra primera Misa del ciclo escolar, en la que el padre Ricardo nos decía que cada uno de nosotros somos, especialmente nuestros niños, adolescentes y jóvenes, son (somos) como esas lámparas de aceite, en las que el contenido es lo que permite que nuestra luz resplandezca, pero también puede suceder que la ausencia de aceite no permita que nuestra luz se encienda.
Además de las esencias vertidas ya en nuestros alumnos (el respeto, la responsabilidad, la empatía, la generosidad, la amabilidad, la honestidad y la fortaleza), agregaremos la esencia de la creatividad. El aceite de la creatividad enciende en nuestros niños, adolescentes y jóvenes una luz especial; esta esencia permite que brillen y resalten habilidades y cualidades que ellos ya poseen. Al encender la lámpara con el aceite de la creatividad, nuestros alumnos brillan con luz propia y son capaces de iluminar con sus talentos la vida de los demás.
El aceite de la creatividad está hecho de conciencia de sí, de reconocimiento y valoración de una habilidad, cualidad o talento. Está hecho también de autoestima y confianza en sí mismo. La luz que enciende esta esencia tiene diversidad de tonos, matices y colores, esto significa que la expresión de la creatividad será única en cada persona y la puede desarrollar y expresar en distintos ámbitos, según su sensibilidad e interés: el arte, la ciencia, la tecnología, el deporte, la cocina…
En el Colegio Plenus trabajamos por desarrollar la capacidad creativa de cada alumno. La propuesta formativa pretende que cada alumno descubra su talento (o talentos), trabaje en desarrollarlo para tener un beneficio personal y sea pleno al ponerlo al servicio de los demás. Es un proceso formativo que va desde el interior de la persona hacia la construcción del bien común.